Roldán Vera Mariluz.
El sur de los Estados Unidos siempre se ha diferenciado del territorio del mismo. Esta zona se ha desarrollado más lentamente que otras de la nación, sin embargo esto no tenía como base los factores económicos, sino los culturales. El sur incluso se ha llegado a considerar como un subgrupo de los Estados Unidos.
Hay tres perspectivas desde las que se puede entender la cultura sureña, primero, la cultura como tradición, es decir, las instituciones, ideas y valores resistentes al cambio. Así se puede decir que el Sur tiene sus propios rasgos, pero cabe la posibilidad de contemplar un cambio.
La segunda acepción de cultura es que ésta representa la mitad de la antinomia esencial del ser humano, es decir, lo que escinde entre mente y cuerpo. En cuanto al sur es una minoría dentro de la nación, y aunque ha perdido terreno ha salvado algunos aspectos que se han ido perdiendo en el mundo moderno.
El tercer modo de entender la cultura es como una expresión binaria, según la cual el Sur es la contraparte del Norte y por lo tanto cada uno se define por oposición del otro.
Después de la Revolución Americana la situación del Sur no cambió mucho, en realidad el cambio fue teóricamente accidental, los Estados del Sur se vieron formando parte ya de los Estados Unidos, en el cual desempeñaban un papel distinto y una minoría, entonces las fuerzas dominantes de la región crearon el Sur.
El desarrollo del nacionalismo estadounidense provocó a su vez la aparición de un nacionalismo sureño. Este nacionalismo representaba la idea de que en la entidad política coexistían dos pueblos distintos, el del Norte y el del Sur.
El Viejo Sur fue una ideología muy útil para los conflictos políticos de la época.
La derrota de la confederación cambió todo eso, el estado federal estadounidense en ese momento emprendió una estrategia económica y política orientada a transformar al país en la economía mundial.
El estado federal no estaba interesado en cambiar el funcionamiento local del sur, pero muchos habitantes vieron con inquietud la reconstrucción y el oportunismo político.
Las cosas cambiaron al menos por un tiempo o por lo menos cambió la idea que el sur tenía de sí mismo, es decir, la línea política que debía seguir.
Entonces se propusieron dos nuevas líneas políticas, por una parte el Nuevo Sur, que ofrecía el camino de la asimilación cultural. La otra posibilidad era la de los agricultores sureños, los cuales decían que no valía la pena tratar de ponerse al día, pues por mucho que lo intentaran no lo lograrían.
Ambas posturas eran distintas al Viejo Sur y representaban las reivindicaciones para crear una cultura.
A partir de 1945 cuando Estados Unidos se volvió una hegemonía, de nuevo no se tenía interés por una zona atrasada. El sur ante esto comenzó a desaparecer como ideología.
Ante el declive de la hegemonía de Estados Unidos, el espíritu sureño será diferente, tal vez se presenten reivindicaciones de la igualdad o se presenten planes de enriquecimiento a corto plazo. En las décadas venideras se renovarán muchas culturas contra el capitalismo y el sistema de valores.
BIBLIOGRAFÍA:
WALLERSTEIN, Immanuel, Geopolítica y Geocultura, Barcelona, Editorial Kairos, 2007, 336 pp.
Hay tres perspectivas desde las que se puede entender la cultura sureña, primero, la cultura como tradición, es decir, las instituciones, ideas y valores resistentes al cambio. Así se puede decir que el Sur tiene sus propios rasgos, pero cabe la posibilidad de contemplar un cambio.
La segunda acepción de cultura es que ésta representa la mitad de la antinomia esencial del ser humano, es decir, lo que escinde entre mente y cuerpo. En cuanto al sur es una minoría dentro de la nación, y aunque ha perdido terreno ha salvado algunos aspectos que se han ido perdiendo en el mundo moderno.
El tercer modo de entender la cultura es como una expresión binaria, según la cual el Sur es la contraparte del Norte y por lo tanto cada uno se define por oposición del otro.
Después de la Revolución Americana la situación del Sur no cambió mucho, en realidad el cambio fue teóricamente accidental, los Estados del Sur se vieron formando parte ya de los Estados Unidos, en el cual desempeñaban un papel distinto y una minoría, entonces las fuerzas dominantes de la región crearon el Sur.
El desarrollo del nacionalismo estadounidense provocó a su vez la aparición de un nacionalismo sureño. Este nacionalismo representaba la idea de que en la entidad política coexistían dos pueblos distintos, el del Norte y el del Sur.
El Viejo Sur fue una ideología muy útil para los conflictos políticos de la época.
La derrota de la confederación cambió todo eso, el estado federal estadounidense en ese momento emprendió una estrategia económica y política orientada a transformar al país en la economía mundial.
El estado federal no estaba interesado en cambiar el funcionamiento local del sur, pero muchos habitantes vieron con inquietud la reconstrucción y el oportunismo político.
Las cosas cambiaron al menos por un tiempo o por lo menos cambió la idea que el sur tenía de sí mismo, es decir, la línea política que debía seguir.
Entonces se propusieron dos nuevas líneas políticas, por una parte el Nuevo Sur, que ofrecía el camino de la asimilación cultural. La otra posibilidad era la de los agricultores sureños, los cuales decían que no valía la pena tratar de ponerse al día, pues por mucho que lo intentaran no lo lograrían.
Ambas posturas eran distintas al Viejo Sur y representaban las reivindicaciones para crear una cultura.
A partir de 1945 cuando Estados Unidos se volvió una hegemonía, de nuevo no se tenía interés por una zona atrasada. El sur ante esto comenzó a desaparecer como ideología.
Ante el declive de la hegemonía de Estados Unidos, el espíritu sureño será diferente, tal vez se presenten reivindicaciones de la igualdad o se presenten planes de enriquecimiento a corto plazo. En las décadas venideras se renovarán muchas culturas contra el capitalismo y el sistema de valores.
BIBLIOGRAFÍA:
WALLERSTEIN, Immanuel, Geopolítica y Geocultura, Barcelona, Editorial Kairos, 2007, 336 pp.
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