lunes, 1 de junio de 2009

CAPÍTULO 4 LA UNIDAD EUROPEA Y SUS REPERCUSIONES EN EL SISTEMA INTERESTATAL.


Roldán Vera Mariluz.


Europa es desde 1945 el continente que menos violencia ha presenciado, aunque suene un poco extraño es cierto, a pesar de que en su territorio se libraron las dos guerras mundiales desde que éstas finalizaron la violencia que se ha dado ahí es mucho menor que el de otros continentes como Asia, África y Latinoamérica.

Una razón de esto fue la guerra fría, ya que tanto Estados Unidos como la URSS temían que si había violencia en Europa se desatara una guerra nuclear.

También Europa es en donde menos cambios políticos se han dado desde 1947, lo que conlleva a que en la actualidad sus gobiernos estén prácticamente consolidados, de nuevo la razón reside en la guerra fría.

Así, tanto Estados Unidos como la URSS han visto en Europa un continente que puede ser muy peligroso como rival y prefieren tenerlo como aliado.

Las condiciones de poca violencia y estabilidad política ponen a Europa como una excepción del mundo después de la Segunda Guerra Mundial.

La economía ha sufrido cambios desde 1945, el capitalismo se ha expandido con rapidez en el mundo desde aquel momento en el que la industria creció. Europa Occidental tuvo lo que se llamó “milagros económicos” y en Europa Oriental se presentaron índices de crecimientos altísimos, a pesar de que al finalizar la guerra Estados Unidos tuvo una gran expansión.



Sin embargo, Estados Unidos poco a poco dejó de ser la principal potencia mundial para sólo ser una de las potencias mundiales, lo que provocó un cambio en la economía y en la mayoría de los ámbitos. De esta manera Estados Unidos comenzó a perder un poco de su poder.

Otro factor importante fue que se dio un cambio en la estructura ideológica del mundo. La guerra fría representaba el enfrentamiento de dos movimientos intelectuales el liberalismo y el marxismo.

En la economía mundial hay una reorganización, desde los setentas se da un periodo en que se produjo una redistribución considerable, tanto de la localización de las actividades económicas como de la rentabilidad de los sectores y de las estructuras económicas globales.

También se dio una reorganización en el sistema interestatal, en la guerra fría China dejó de ser aliado de la unión soviética y por otra parte Europa Occidental y Japón ejercen una mayor influencia política sobre Estados Unidos.

Europa tiene varias posibilidades para reorganizarse en los diversos ámbitos. La iniciativa principal sería que Europa se enfocara en unirse de nuevo, ya que después de la Segunda Guerra mundial se dieron varias rupturas. Aunque también hay varios problemas que representan dificultades para que estos planes se pongan en práctica como las diferencias políticas e ideológicas que hay entre Occidente y Oriente.
Económicamente hablando, la unificación plantea el problema de la incorporación de Grecia, España y Portugal a la Comunidad Económica Europea.

Otra posibilidad es que debido a la diferencia económica que hay entre los demás países del mundo y los de Europa, éstos últimos se sintieran atrasados por decirlo de algún modo y que por esto se produjeran una serie de cambios drásticos.


La URSS por su parte tenía como problemas principales las estructuras burocráticas tan complejas que se resisten al cambio. A esto se le suman dos elementos más, el nacionalismo interno del país y la ausencia de derechos sindicales en el ámbito laboral.

A Europa Occidental cierto acuerdo económico le brindaría varias ventajas ya que representaría su fortalecimiento económico a nivel mundial. Para Europa Oriental este acuerdo reportaría muchos beneficios. El punto negativo de un acuerdo sería que la economía capitalista mundial se renovaría. Por otra parte también hay ventajas, como que una organización del sistema interestatal como esta reduciría la posibilidad de una guerra nuclear, también representaría el destronamiento de las ideologías sociales decimonónicas, además de que esto permitiría a los movimientos antisistémicos una evaluación de las opciones estratégicas que disponen.



BIBLIOGRAFÍA:
WALLERSTEIN, Immanuel, Geopolítica y Geocultura, Barcelona, Editorial Kairos, 2007, 336 pp.

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