“¿A QUÉ SE ALUDE CUANDO SE HABLA DE “CULTURA DEL SUR”?”
Regularmente, cuando se hace referencia al Sur en asuntos políticos, llega a nuestra mente casi como por arte de magia la idea de un territorio conformado por países económicamente inferiores a los llamados países industrializados.
En efecto, la categorización mundialmente establecida de las naciones con respecto a su papel en la economía mundial capitalista, establece al Sur como un territorio netamente distinguido del resto de la nación norteamericana y el cual manifiesta una considerable homogeneidad.
Aparece de nueva cuenta el término tan mencionado de “cultura” vista como la descripción de un conjunto de rasgos característicos de un grupo determinado, la cultura vista como tradición. Esto último, significa que los ciudadanos están fuertemente apegados a sus tradiciones, tienen sus creencias muy arraigadas y por ello se resisten al cambio.
Desde esa perspectiva, la cultura se entiende como el conjunto de instituciones, ideas y/o valores, calificado ancestral y por ende, potentemente resistente al cambio.
En medio de un sistema altamente competente y demandante de evolución como lo es la actual economía capitalista, el sur se encuentra frente a la encrucijada de elegir entre tradición y progreso. Mientras el Sur siga devoto a sus tradiciones y evite a toda costa la violación de éstas, seguirá sumergido en el renglón del subdesarrollo, puesto que no dará pie al proceso más importante y trascendental en el progreso de la economía mundial, me refiero a la industrialización.
Los países subdesarrollados del Sur se caracterizan principalmente, por no ser capaces de elaborar su propia tecnología; están supeditados a los países europeos y por supuesto a Estados Unidos, para el “avance” de su nación. Los habitantes del Sur se encuentran sometidos a diversas limitaciones estructurales y en consecuencia, seguían normas establecidas por la civilización capitalista.
Con el surgimiento de la división internacional del trabajo, los países del Sur se quedaron atrapados en el lugar de distribuidores de materias primas y consecuentemente, no pueden explotar al máximo el potencial de su territorio. En resumen, el Sur es “… una región subdesarrollada… con un sistema de valor agrario”.
No obstante, es prudente mencionar que el hecho de permanecer en una situación de desarrollo retrasado, otorga la posibilidad de “aprender” de los errores cometidos por otras naciones. En este sentido, el Sur puede construir una estrategia de progreso donde elimine u omita las caídas de los demás y logre progresar de la mejor manera, esto claro, sólo después de optar por industrializarse y dejar atrás la férrea resistencia a la transición.
BIBLIOGRAFÍA:
· WALLERSTEIN, Immanuel. Geopolítica y Geocultura. Ensayos sobre el moderno sistema mundial. Barcelona, Editorial Kairós, 2007. 336 PP.
[1] Ibídem, pág. 280.
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