domingo, 5 de abril de 2009

El Informe Brandt



Diego Armando Tripp Arcos!!!!



El Informe Brandt que surge en enero de 1977, intenta que el mundo recupere el “orden”, tiene como “objetivos” la equidad y la justicia. Plantea que lo que resultará fructífero para los países desarrollados también lo será para las naciones más pobres del planeta.

Durante treinta años se debatieron los puntos relacionados con el desarrollo global y en el informe se mencionan como una reforma de generalizado para el mundo; se asegura que va dirigida para todo el mundo pero no es cierto, no contempla las diferencias de desarrollo de los diversos países.

También intenta dar argumentos para justificar que los países del Sur deben convertirse en liberales como que la opinión pública del Norte se verá afectada si no es aceptado el acuerdo. Las propuestas son por completo reformistas, nunca revolucionarias.

El objetivo no es el desarrollo y la equidad del mundo sino que se preserve la esperanza de cambiarlo, nada mejor podía esperarse de las personas que manejan el liberalismo global.

La comisión se toma el atrevimiento de afirmar que Latinoamérica, Asia y África siguen los pasos de Europa y Norteamérica en cuestiones de industrialización, dice que es “un desarrollo que ya empieza a cambiar el patrón de la ventaja comparativa de la economía mundial” pero que ello “implica una profunda transformación de la sociedad”.

Algo parecido a lo que dijo Carlos Salinas de Gortari, cuando en su gobierno afirmó que México ya formaba parte del “Primer Mundo”, no fue mas que una gran mentira y una burla a la sociedad, porque era obvio que el país no avanzaría en seis años lo que no avanzó en 50, menos con la desigualdad que existió y que aún impera en está nación.

En las zonas o países periféricos con industrialización reciente, es obvio que no existirán los beneficios esperados ni en cuestiones económicas, ni en igualdad de vida, sobre todo en los jóvenes que trabajan en fábricas y maquiladoras.

Así, lo que todas las naciones necesitan no son proyectos utópicos, sino planes palpables que en la realidad sean útiles para el desarrollo económico de cada nación en específico.

Ya está probado que ni el liberalismo de antes, ni el neoliberalismo de ahora funcionaron, sino que arrastraron más desigualdad social, más desempleo y más crisis, se necesita una estrategia urgente que de verdad beneficie a todos y no solo a las personas que ostentan el poder.

Bibliografía:
Wallerstein Immanuel. Geopolítica y Geocultura. España. Editorial Cairos. 2007. pp. 139-145.

No hay comentarios:

Publicar un comentario