miércoles, 18 de marzo de 2009

TIPOLOGÍA DE CRISIS DEL SISTEMA MUNDIAL

Díaz Solis Lorena

En el capítulo 8 del libro se habla de un tema bastante interesante, sobre todo porque nos encontramos en una situación igual hoy en día: la crisis mundial.
Immanuel Wallerstein muestra las ideas que algunas personas tienen por crisis, pero a su parecer considera que es una circunstancia rara en donde un sistema histórico ha evolucionado. Es una situación en la cual se evidencia la certeza de la desaparición del sistema histórico existente.
Existen seis “supuestos ocultos” que el autor menciona:


1. La unidad significativa es un sistema histórico. Es un proceso en donde existe la división del trabajo que se organiza sobre ciertos principios. Esta división del trabajo implica la existencia de una serie de producción estructurados.
2. El sistema histórico tiene un principio, un desarrollo y un final.
3. Siempre existen contradicciones y éstas hacen referencias a presiones estructurales que obligan a los grupos a moverse en dos direcciones opuestas.
4. A partir de estas contradicciones, el sistema histórico terminará socavando su propia capacidad de supervivencia, es entonces cuando se habla de una desaparición inevitable de los sistemas históricos.
5. Las contradicciones alcanzan una intensidad en la que el sistema histórico entra en crisis. El desarrollo que tiene ya no podrá seguir su curso como debe o mejor dicho, ya no será recomendable por mucho más tiempo. Se entra a un período de transición.
6. Cuando todo esto es inevitable, Wallerstein dice que lo que viene después de la transición queda históricamente abierto.


Algo que me llamó la atención de esta parte, es que dice que la crisis significa transformación. Se hace la pregunta de si ¿la crisis mundial implica la transformación mundial? En mi opinión creo que sí, ya que no todo queda igual después de una situación de tal magnitud (si ponemos como ejemplo la crisis mundial que vivimos hoy en día y que ha dejado sin empleo a miles de personas), sobretodo cuando los afectados son toda la población mundial y no sólo una parte de ella.Además de lo anterior, el autor hace una descripción sobre el sistema capitalista en el que vivimos. Dice que el sistema mundial moderno es una economía capitalista mundial que cuenta con limitaciones de la división social del trabajo pero que carece de una única estructura política unificadora. Esto no impide que tenga una superestructura política en la que es la red de estados soberanos, miembros de un sistema interestatal.

Es un sistema capitalista porque se basa en una ley denominada “ley de valor” que implica la distribución de recompensas a quienes dan prioridad a la acumulación de capital.
Llama la atención que ha sido un sistema que ha perdurado por bastante tiempo, aunque no ha sido el primero. Ha sido el único que ha permitido que el modo de producción capitalista se despliegue por completo y desarrolle todo su potencial.

La “crisis de los movimientos” es otro tema de los que habla el capítulo. Esta crisis es aquélla que se debe más a sus victorias que a sus derrotas, es una crisis estructural y que no reside en sus cumplimientos, sino en presiones objetivas.

Los movimientos socialistas y los nacionalistas creían que el centro de poder político con más accesibilidad se hallaba en los Estados. Si esto llegase a ocurrir, se podía deducir que la estrategia con más posibilidades de transformar el sistema consistía en obtener, de un modo u otro, control sobre el poder estatal. Esta estrategia contaba con oponentes que tenían desconfianza en el poder del Estado. Se les llamó “anarquistas” y perdieron el terreno en el debate interno de los movimientos antisistémicos.

Sin embargo, en el mundo hay un descontento que se basa en tres cosas: los socialdemócratas en el poder, los comunistas en el poder y los nacionalistas en el poder. Esto se me hizo bastante irónico, ya que nadie en el mundo se siente satisfecho con quien tienen al frente en el poder, entonces ¿qué necesitamos? Eso es algo que vale la pena reflexionar.

Las inconformidades surgen por tres cosas: la primera es que siempre existe un grupo que se siente excluido en lo que se refiere a los logros de los movimientos. Son los ya conocidos “marginales”, la segunda cosa es que estos movimientos son asimilados dentro del sistema y neutralizados: ya no desempeñan un papel de revolucionarios y tercero, los movimientos del poder adoptan una conducta explotadora a favor de un grupo más reducido con el que compartía ese poder.

Los pronósticos que tiene Immanuel Wallerstein es cuestionarnos en saber a dónde nos dirigimos. A su parecer, es algo muy tranquilizador a largo plazo, aunque al mismo tiempo alarmante en el futuro inmediato.

Menciona que el progreso es una posibilidad en toda ley. Puede que la transformación social de la que nos planteaba al comienzo del texto nos conduzca hacia la creación de un orden mundial socialista que sea tan igualitario como democrático.

En mi opinión, creo que no puede haber un sistema que sea igualitario y democrático. Para muestra basta un botón: los procesos electorales que se llevan a cabo. Todo depende de cómo se desarrollen las dos crisis subordinadas, es decir, la crisis de los movimientos y la crisis en las ciencias.

El sistema mundial presente, la economía mundial capitalista mundial, podría transformarse en otra cosa, bien adoptando la forma de otro sistema mundial o de una multiplicidad de sistemas distintos que no sean igualitarios ni democráticos. El sistema resultante podría ser todavía peor que el actual.

Ante lo anterior, lo único que puedo decir es que si la situación en que la vivimos está convirtiendo a nuestra sociedad en un lugar bastante peligroso, lleno de delincuencia, desempleo, etc., que podemos esperar cuando termine (si es que esto ocurre). Una de dos: o avanzamos y mejoramos nuestra calidad de vida, o retrocedemos y quedamos como menciona el autor: el sistema resultante podría ser todavía peor que el actual.

BIBLIOGRAFÍA
Wallerstein, Immanuel. “Tipología de Crisis del Sistema Mundial”, en Geopolítica y Geocultura. Ensayos sobre el moderno sistema mundial., tr. de Eugenia Vázquez Nacarino, intr. de Immanuel Wallerstein, Edit. Kairós, Barcelona, 2007, pp. 146-170

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