martes, 12 de mayo de 2009

capitulo 10

Ramirez Andrade Lizzete Romina

31 de marzo de 2009

Geopolítica y Geocultura de Immanuel Walleerstein

Capitulo 10

Identidades nacionales y mundiales y el sistema interestatal

¡Trabajadores del mundo, uníos! Es una de las tantas frases que expresa el Manifiesto Comunista realizado por Marx y Engels donde ilustra la ambivalencia central del mundo moderno y que se vuelve la “Biblia” de los grupos antisistémicos. Pues pone en evidencia la tensión que existe entre nacionalismo e internacionalismo, que se han convertido en características del Capitalismo.

Estos documentos tienen su origen en la antinomia que nace de la existencia de estados dentro de la única división del trabajo. Un rasgo de este sistema mundial moderno que nació en el siglo XVI en Europa es que consiste en convertir al Estado en la forma política general y hacía la extensión global del sistema interestatal.

Históricamente estos Estados han interferido en el mercado mundial y han funcionado como aparatos centralizados de dominación obrera al servicio de capitalistas. Por lo que ningún Estado capitalista ha gozado de libertad total.

La intervención en el mercado propicia que los Estados tengan una diferenciación. Pues las políticas imperiales o coloniales han sido mecanismos orientados a la subordinación política de áreas periféricas a Estados centrales, por lo que producen un intercambio desigual.

El nacionalismo y el internacionalismo son fruto de tendencias históricas capitalistas y como consecuencia traen el sentido de identidad de ambas corrientes ideológicas que no es un requisito previo, sino que es el resultado de presiones por las fuerzas políticas que ocupan posiciones objetivas del mismo modo que persiguen sus objetivos dentro del Sistema Mundial.

Los pueblos persiguen la categoría de Estado como elemento esencial de la consolidación del sentimiento de pueblo y que únicamente son creaciones del mundo moderno.

El sistema interestatal es la superestructura política de la economía mundial capitalista, y constituyen un invento del mundo moderno. Mientras que el concepto “nación-Estado” tiene el efecto de centrar las luchas ideológicas y políticas generadas por el desarrollo capitalista del Estado.

Lenin sostuvo: “El objetivo del socialismo no estriba solamente en poner fin a la división de la humanidad en estados y aislados de las naciones de algún modo; no consiste en acercar a las naciones, sino en integrarlas. Y para alcanzar ese objetivo debemos explicar a las masas la naturaleza reaccionaria de la idea de Renner y Bauer acerca de la “autonomía cultural y nacional, y por exigir la liberación de las naciones oprimidas…”

El nacionalismo y el internacionalismo han centrado tanto al capital como a la clase obrera a través de fases sucesivas de desarrollo en la economía mundial, por lo que no es puramente impensado. Y más que representar ideologías abstractas, el nacionalismo y el internacionalismo representan políticas dotadas de una clase variable que se deriva de los esfuerzos continuos del capital y la clase obrera para responder a las condiciones de la producción capitalista.

Hay tres períodos diferentes en la historia del sistema interestatal. El primer período va desde 1450 hasta 1815 (aproximadamente) y se caracteriza por crear Estados en Europa occidental y acabaron por relacionarse entre sí en función del sistema interestatal que los vinculaba y que definía su existencia jurídica y moral.

En el siglo XIX, el nacionalismo comenzó la sustitución del estadismo como pegamento ideológico a las entidades políticas, pero al mismo tiempo es el periodo donde la lucha de clases es más organizada.

El desarrollo capitalista dio como resultado la generación de tendencias específicas como las doctrinas a la soberanía y su objetivo consistía en estampar la singularidad y especificaciones de reivindicación mundial en la economía mundial.

El Congreso de Viena de 1815 se celebró con la idea de restaurar este sistema y de consagrar el equilibrio de los acuerdos de poder entre las máximas potencias cuyas políticas habían constituido el eje central del sistema interestatal antes de 1789.

El siglo XIX dio a luz movimientos nacionalistas que cobrarían ímpetu a medida que la economía capitalista y e sistema interestatal se extendieran por todo el mundo. El nacionalismo surgió como respuesta al imperialismo y no sólo fue un movimiento popular antisistémico pues también el siglo XIX asistió a la fundación de la Asociación Internacional de trabajadores en 1864, su desaparición y la creación de la Segunda Internacional.

Mediante sus ideas y su ideología, el internacionalismo adopto la faceta del positivismo, cuyo “culto a los hechos” presuponía una visión segmentada de la realidad social, además una enorme confianza en las leyes universales.

Por ello la revolución Darwiniana, al igualar la evolución con el progreso, dio paso a un enorme malentendido ya que propicio que se confundiera la herencia biológica (origen de la evolución de las especies) con la adquisición social, que es la fuente del progreso de la historia.

La guerra de 1914 marcó el fin de los acuerdos políticos interestatales del siglo XIX. Sólo después de dos guerras mundiales se pudo restablecer una estabilidad bajo la hegemonía de Estados Unidos.

La inclusión definitiva de Japón y de Estados Unidos entre las potencias y la extensión del movimiento nacionalista en Europa oriental cambió decisivamente el contexto y la configuración de la diplomacia mundial.

Los mecanismos coloniales formales se sustituyeron por otros de carácter informal, lo que supuso la aparición de nuevos ámbitos y formas de lucha. Los desafíos de la hegemonía estadounidense, presagiados por el descenso de la superioridad militar y la vulnerabilidad del dólar implican alteraciones de los principales apoyos institucionales del orden político de postguerra.

La ciencia social norteamericana introdujo el concepto de modernización como un medio para teorizar los procesos de transformación social en las áreas periféricas de la economía mundial.

Este capítulo se dedica a explicar la forma en que nació el nacionalismo el internacionalismo, la hegemonía estadounidense, el concepto de modernidad y diversos temas que se basan en la economía mundial a partir de 1450, hasta llegar al siglo XX.

Bibliografía:

Immanuel Wallerstein, Geopolítica y geocultura, Ensayos sobre el moderno sistema mundial, Editorial Kairos, 1991, Pp. 336

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