La tensión generada entre nacionalismo e internacionalismo se ha convertido en el panorama político e intelectual de desarrollo capitalista. Dicha tensión se ve reflejada en los diversos intentos organizativos por trascender los límites que la división de la economía mundial en múltiples nacionales-estado impone a la actividad política.
Ambas corrientes político-culturales de la economía mundial capitalista resultan ser expresiones de las restricciones estructurales que han sido impuestas por el carácter del proceso de acumulación de capital global.
Un rasgo fundamental en el siglo XVI, refiere a la tendencia hacia el Estado como forma política general y la extensión global del sistema interestatal consagrada por el tratado de Westfalia en 1648, después de la guerra de los treinta años.
La orientación de las actividades políticas dentro del sistema se han orientado hacia la concepción de nación-estado y han interferido en el funcionamiento del mercado mundial, de igual forma, han fungido como aparatos centralizados de dominación de la mano de obra al servicio de la producción capitalista.
Los estados se pueden diferenciar según su capacidad de intervención en el mercado. Los estados con una mayor concentración de actividades centrales dentro de sus fronteras suelen ser más poderosos, mientras que aquellas áreas periféricas suelen ser más débiles.
Las políticas imperiales o coloniales por lo general han sido mecanismos orientados a la subordinación política de áreas periféricas a estados centrales. Se caracterizan por desempeñar un papel fundamental en los procesos de intercambio desigual y de creación de proletariado en el centro de los procesos de desarrollo capitalista.
Tanto el nacionalismo como el internacionalismo han sido frutos de las tendencias históricas del desarrollo capitalista. Y es el establecimiento de un estado, como fuerza histórica que ha servido detonante para la creación de un pueblo. Todos nuestros estados son creaciones del mundo moderno.
Lenin hacia una distinción entre los dos grandes bandos de clase del mundo capitalista y expresan dos políticas a propósito de la cuestión nacional, éstos referían al nacionalismo burgués y el internacionalismo proletario.
El objetivo del socialismo no radica solamente en poner fin a la división de la humanidad, no consiste solamente en acercar las naciones, sino integrarlas. La insistencia misma de Lenin en la indefectibilidad histórica del principio de nacionalidad, se ofrece como testimonio de su propia concepción acerca del poder que el llamamiento político del nacionalismo ejerce entre las fuerzas populares.
Se diferencian tres periodos fundamentales del sistema interestatal.
El primer periodo concurre desde 1450 hasta quizá 1815, caracterizado por la creación de una serie de estados en Europa occidental; estos estados se relacionaron entre si en función del sistema interestatal que los vinculaba y definía su existencia jurídica y moral. Puede hablarse de estadismo. En el siglo XIX, el nacionalismo empezó a sustituir al estadismo.
El nacionalismo surge como respuesta al imperialismo universalizador de la potencia revolucionaria: Francia. Otra se las causas del surgimiento del nacionalismo figuró como respuesta a la reacción conservadora, la cual era representada por los acuerdos que el congreso de Viena impuso a la Europa post napoleónica.
El estallido de la guerra en 1914 marcó el fin de los acuerdos políticos interestatales del siglo XIX destinados a preservar la paz entre las grandes potencias desde 1815.
El asenso de los movimientos políticos internacionalistas, implícito en la actividad de la tercera internacional y en la fuerza cada vez mayor que cobraron los diversos pan-movimientos, de igual forma se encontraba destinado en última instancia a ser barrido por la ola nacionalista.
El comienzo de la guerra entre las grandes potencias en 1939 constituye el último de una serie de fracasos por parte de la sociedad de naciones y marcando así su desaparición definitiva.
La ciencia social norteamericana de los primeros años posteriores a la segunda guerra mundial, introdujo el concepto de modernización, así como un medio para teorizar acerca de los procesos de transformación social en las áreas periféricas de la economía mundial.
Marx y Engels deseaban favorecer la absorción de naciones pequeñas y presuntamente atrasadas por parte de las más poderosas. El apoyo de Lenin a los movimientos nacionalistas nacía fundamentalmente de su concepción del papel progresivo que desempeñaban en el desarrollo capitalista.
El nacionalismo y el internacionalismo se conciben como principios ideológicos, teóricos derivados de distintas épocas históricas, de los que se esperaba que la transición al socialismo implicara necesariamente la desaparición de la concepción nación-estado y la homogeneización de naciones en una unidad internacionalista superior.
El modo en que se resuelvan las contrariedades de la identidad nacional e identidad global, dependerá en gran medida de las aptitudes políticas de las fuerzas antagónicas que se interponen ya sea en los estados individuales como en un sistema interestatal.
Bibliografía.
Wallerstein, Immanuel. Geopolítica y Geocultura. Ensayos sobre el modernos sistema mundial. Ed. Kairós. Barcelona, 1991, Pp. 329
Ambas corrientes político-culturales de la economía mundial capitalista resultan ser expresiones de las restricciones estructurales que han sido impuestas por el carácter del proceso de acumulación de capital global.
Un rasgo fundamental en el siglo XVI, refiere a la tendencia hacia el Estado como forma política general y la extensión global del sistema interestatal consagrada por el tratado de Westfalia en 1648, después de la guerra de los treinta años.
La orientación de las actividades políticas dentro del sistema se han orientado hacia la concepción de nación-estado y han interferido en el funcionamiento del mercado mundial, de igual forma, han fungido como aparatos centralizados de dominación de la mano de obra al servicio de la producción capitalista.
Los estados se pueden diferenciar según su capacidad de intervención en el mercado. Los estados con una mayor concentración de actividades centrales dentro de sus fronteras suelen ser más poderosos, mientras que aquellas áreas periféricas suelen ser más débiles.
Las políticas imperiales o coloniales por lo general han sido mecanismos orientados a la subordinación política de áreas periféricas a estados centrales. Se caracterizan por desempeñar un papel fundamental en los procesos de intercambio desigual y de creación de proletariado en el centro de los procesos de desarrollo capitalista.
Tanto el nacionalismo como el internacionalismo han sido frutos de las tendencias históricas del desarrollo capitalista. Y es el establecimiento de un estado, como fuerza histórica que ha servido detonante para la creación de un pueblo. Todos nuestros estados son creaciones del mundo moderno.
Lenin hacia una distinción entre los dos grandes bandos de clase del mundo capitalista y expresan dos políticas a propósito de la cuestión nacional, éstos referían al nacionalismo burgués y el internacionalismo proletario.
El objetivo del socialismo no radica solamente en poner fin a la división de la humanidad, no consiste solamente en acercar las naciones, sino integrarlas. La insistencia misma de Lenin en la indefectibilidad histórica del principio de nacionalidad, se ofrece como testimonio de su propia concepción acerca del poder que el llamamiento político del nacionalismo ejerce entre las fuerzas populares.
Se diferencian tres periodos fundamentales del sistema interestatal.
El primer periodo concurre desde 1450 hasta quizá 1815, caracterizado por la creación de una serie de estados en Europa occidental; estos estados se relacionaron entre si en función del sistema interestatal que los vinculaba y definía su existencia jurídica y moral. Puede hablarse de estadismo. En el siglo XIX, el nacionalismo empezó a sustituir al estadismo.
El nacionalismo surge como respuesta al imperialismo universalizador de la potencia revolucionaria: Francia. Otra se las causas del surgimiento del nacionalismo figuró como respuesta a la reacción conservadora, la cual era representada por los acuerdos que el congreso de Viena impuso a la Europa post napoleónica.
El estallido de la guerra en 1914 marcó el fin de los acuerdos políticos interestatales del siglo XIX destinados a preservar la paz entre las grandes potencias desde 1815.
El asenso de los movimientos políticos internacionalistas, implícito en la actividad de la tercera internacional y en la fuerza cada vez mayor que cobraron los diversos pan-movimientos, de igual forma se encontraba destinado en última instancia a ser barrido por la ola nacionalista.
El comienzo de la guerra entre las grandes potencias en 1939 constituye el último de una serie de fracasos por parte de la sociedad de naciones y marcando así su desaparición definitiva.
La ciencia social norteamericana de los primeros años posteriores a la segunda guerra mundial, introdujo el concepto de modernización, así como un medio para teorizar acerca de los procesos de transformación social en las áreas periféricas de la economía mundial.
Marx y Engels deseaban favorecer la absorción de naciones pequeñas y presuntamente atrasadas por parte de las más poderosas. El apoyo de Lenin a los movimientos nacionalistas nacía fundamentalmente de su concepción del papel progresivo que desempeñaban en el desarrollo capitalista.
El nacionalismo y el internacionalismo se conciben como principios ideológicos, teóricos derivados de distintas épocas históricas, de los que se esperaba que la transición al socialismo implicara necesariamente la desaparición de la concepción nación-estado y la homogeneización de naciones en una unidad internacionalista superior.
El modo en que se resuelvan las contrariedades de la identidad nacional e identidad global, dependerá en gran medida de las aptitudes políticas de las fuerzas antagónicas que se interponen ya sea en los estados individuales como en un sistema interestatal.
Bibliografía.
Wallerstein, Immanuel. Geopolítica y Geocultura. Ensayos sobre el modernos sistema mundial. Ed. Kairós. Barcelona, 1991, Pp. 329
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