Geopolítica y Comunicación.
25 de mayo de 2009.
“EL TERRORISMO: EL FIASCO DE BUSH.”
La supremacía económico-política que adquirió Estados Unidos a partir de 1945 y que mantuvo desde entonces, está disminuyendo; su economía se enfrenta a un evidente y contundente declive. Éste se ha acelerado en virtud de las decisiones de Bush, las cuales no fueron muy acertadas, pues Estados Unidos –digamos- se convirtió en su propia amenaza. Y es que luego del 11 de septiembre de 2001, cuando tuvo lugar el ataque a las torres gemelas, el gobierno de Bush declaró la guerra al terrorismo, una estrategia que parece haber sido la peor elección: sólo consiguió debilitar a su país y fortalecer a las fuerzas que intentaba derrocar.
En los últimos 30 años, el poderío de Estados Unidos se ha visto afectado debido a políticas débiles y erróneas implantadas por varios políticos anteriores; este hecho ha propiciado que el asunto se torne irreversible y cabe mencionar, esta declinación estructural es producto precisamente de la pérdida de la primacía económica, es decir, la supremacía no puede ser eterna, puesto que otros países pueden copiar tecnología y organización. El ejemplo perfecto lo proporcionan Europa occidental y Japón, países con grandes mercados en el interior de su territorio, en otros países, e incluso, en el propio Estados Unidos; con esto, se han vuelto altamente competitivos a escala mundial.
Así, se descubre que el declive de una potencia se debe más al surgimiento de una nueva, que en sí a su propia decadencia; esta situación no puede revertirse de raíz, si se llega a la cima y luego se cae, ya no se puede recuperar y el intentarlo sólo estimularía la caída.
Pese a ello, la gente de Bush veía en Estados Unidos a un país eternamente poderoso y de ese modo, la determinación que tomaron fue implementar una estrategia basada en tres fases:
· Asociación.- Implicaba mantener subordinados a los antiguos aliados para evitar dar oportunidad al desarrollo de sus ideales de independencia política; esto se lograría mediante la insistencia de las previas deudas político-morales y la reiteración de los enemigos comunes, asimismo, Estados Unidos les ofrecía mantenerlos informados sobre la situación en virtud de su cualidad de socios.
· Oligopolio nuclear.- Mantener el status quo de las potencias nucleares intimidando a las medianas (sobretodo a los países del Tercer Mundo) para restringir el acceso a la industria nuclear.
· Globalización.- Reorganizar las macroestructuras económicas mundiales, a través de ejercer presión a la zona del sur para hacerlos declinar de sus políticas proteccionistas-desarrollistas, a cambio de la apertura de las fronteras económicas -esencialmente financieras- lo que dio en denominarse “multilateralismo blando” ya que Estados Unidos siempre había estado preparado para proceder de forma unilateral, si así lo ameritaban las circunstancias.
Dicha estrategia fue exitosa de forma parcial, si bien se logró frenar el declive, no se revirtió. Ante este hecho, se trató de modificar la estrategia; reestructurar el planteamiento de los objetivos. Aunque todo esto no fue más que una faramalla armada por Bush y su equipo para justificar la invasión a Iraq, la cual se había estado gestando desde el año de 1997 y el ataque del 11 de septiembre únicamente fue el pretexto para llevar a cabo su propósito.
Estados Unidos dio inicio a la guerra contra Iraq pensando en que se acabaría rápidamente, sin embargo, la realidad fue otra totalmente distinta, la guerra se alargó y constituyó un evento engorroso. Además, Estados Unidos quedó en una peor situación, su papel ante el mundo se perjudicó mucho a partir del 11 de septiembre. Éste, planeaba desarmar a Iraq en cuanto a sus armas de destrucción masiva, para lograr que otros países abandonaran sus planes de desarrollo nuclear.
Como consecuencia de eso, se dio la consolidación del eje París-Berlín-Moscú, al cual tiene que hacer frente el gobierno estadounidense. El escenario de poder mundial, compartido durante mucho tiempo por Estados Unidos y Europa, ahora se ha bifurcado: ambas zonas tomaron caminos distintos al término de la Segunda Guerra Mundial. De este modo, Europa comenzó a desarrollar una política diferente a la estadounidense, manifestando su necesidad por representar su propio papel en la escena mundial.
De ahí que Francia y Alemania hayan apoyado a Rusia cuando Estados Unidos se negó a reconocerla como un actor fundamental del sistema mundial: “lo que Bush no estaba dispuesto a conceder a Rusia era la igualdad en el plano mundial.”
En este sentido, las presiones unilaterales del régimen de Bush estimularon el fortalecimiento del eje París-Berlín-Moscú, una alianza surgida como contrapeso a las tendencias pro norteamericanas en Europa.
Al mismo tiempo, China está dando señales de vida en las altas esferas del poder, es decir, se está consolidando quizá como una nueva potencia, dado que su industria crece de manera importante y de igual forma, su poderío militar aumenta. Entonces, los roles se han invertido: China se encuentra en una posición relajada, mientras Estados Unidos es ahora quien depende de ella.
Sumado a esto, el panorama en Latinoamérica cambió de manera radical, principalmente por dos aspectos: en primer plano, se debió a los movimientos y tendencias izquierdistas que se produjeron como consecuencia del acelerado impulso dado por Estados Unidos, al Tratado de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), en el momento menos adecuado para los países latinoamericanos pues su economía no estaba –y en la mayoría de ellos, aún no lo está- preparada para ese cambio. El otro aspecto –más bien su otro error- fue la atención que Estados Unidos dedicó a la guerra de Iraq, se concentró en la evolución de la misma y en sí, sólo desvió la mirada de América Latina, derivando en la pérdida del control que ejercía sobre la resistencia latinoamericana.
Finalmente, existe un elemento más en la larga lista de infortunios estadounidenses. Concretamente, el dólar, pese a haberse constituido desde 1945, como “la única moneda de reserva en el mundo desde 1945”[2], ha caído en una depreciación económica a nivel mundial. Esto representará (ya lo está haciendo) un serio problema para la economía de Estados Unidos pues geopolíticamente hablando, su última palanca de presión sobre los otros países, principalmente los del Sur, será eliminada de la esfera de poder.
En conclusión, la hegemonía estadounidense sin duda alguna, está por desaparecer y probablemente, dejará su lugar a la nación china, que en los recientes años ha emergido con gran fuerza en todos los ámbitos del sistema mundial.
BIBLIOGRAFÍA:
· WALLERSTEIN, Immanuel. Estados Unidos confronta al mundo. México, Siglo XXI Editores, 2005. 149 PP.
[2] Ibídem, pág. 20.
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