miércoles, 13 de mayo de 2009



López Rodírguez Yuliana Ivette



¿Y si nos pasa como a el niño y el lobo?


Hoy por fin de regreso a la escuela, hoy por fin saldrá lejos Ivette, ¿por qué no salió durante este tiempo?...haber no fue por la influenza, pues en su casa no hubo pánico, sólo se tomaron medidas de higiene y había una discusión entre que si era un juego político o si en verdad existía la influenza. Las platicas siempre terminaban en lo mismo “nadie sabe si es verdad una cosa u otra, pero que tal si nos pasa como a caperucita y el lobo” la familia reía, se levantaban de la mesa y alzaban el desorden de la casa.

A pesar de que su madre no le prohibía las salidas su amiga y muchas veces enemiga: La tarea, le imposibilitaba de manera sutil las escapadas pues no sólo tenia que hacer la pendiente si no también la de su querida maestra de Historia que de forma astuta utilizó las redes cibernéticas y el encierro a su favor para dejar los kilos de tarea que acostumbra.


Entre la computadora, copias, impresiones y libros, Ivette se daba treinta minutos para salir y platicar con sus amigos y viajar por su colonia pues ella tenia curiosidad de saber qué sucedía con las otras familias, sin embargo, la gente estaba despreocupada, “Es que esto es un juego, ¡Quieren vender PEMEX!”, decía un señor robusto, con los cabellos de Einstein a su esposa.

Al ir pasando los días se observaba que en Cuidad Nezahualcóyotl, casi la mitad de la gente que circulaba por las calles tenia un cubre bocas que ya se había convertido en una prenda de vestir, mientras para otras personas la prenda se veía como una señal de “callarse la boca” decía David, amigo de Ivette.


“Ya no sé que pensar” decían algunos amigos de Ivette, ¿será, no será?, el desconcierto de la población era evidente, pues ya casi nadie le cree al gobierno ¿y si nos pasa como a el niño y el lobo?, reían todos. El pánico que quisieron instaurar los medios no funcionó en los jóvenes, pues hasta las cifras variaban de medio en medio, lo único que tenían en común era la formula del virus: AH1N1.

Ivette quería ver a personas asustadas por el virus, pero ni su abuelita hacia comentarios como “Vamos a morir; primero la Influenza y luego el sismo. Jesús no nos quiere: ¡Es el Apocalipsis!”, éstos sólo estaban en los mensajes personales del Messenger, con una carita como esta: “ :’( “ que al teclearla resultaba una imagen de una cara amarilla que fruncía la cara dos veces y a la tercera comenzaba a sacar lagrimas azules y al mismo tiempo abría y cerraba la boca como un pez cuando come, enseguida del emoticon aparecían tres puntos suspensivos y un jajaja.

“Alerta amarilla, el jueves 7 de mayo entran los alumnos de nivel Universidad y preparatoria, los demás entran el lunes 11”, dijo una voz que salio de la estación de radio -105.7 FM- que acostumbra escuchar el hermano de Ivette.


Hoy ya es 7 de mayo y son las siete de la mañana, Ivette está en el metro Guelatao esperando a que la gente decida hacerse a un lado de la puerta para que ella aborde el tren… por fin entra por gracia de las señoras que están detrás de ella y que la empujan para también poder trepar el convoy.

El cubre bocas ha disminuido de un cincuenta por ciento a un diez. Hubiera sido bueno que todos en su casa antes de desayunar escucharan la voz que Yuliana escuchó antes de salir de casa “cuídate mucho, no te vaya a pasar como a el niño y el lobo.”

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