jueves, 14 de mayo de 2009

Capìtulo 11



Nombre: Tripp Arcos Diego Armando

La cultura como el terreno de batalla ideológica del sistema mundial moderno

El concepto de cultura se ha utilizado de diversas maneras y con diversos términos, pero los usos que se le han dado con mayor frecuencia son, primero, cultura como medio para sintetizar la manera en que los grupos se distinguen de otros grupos; por otro lado se maneja cultura para designar lo que es “superestructural” en contraposición de lo que construye la “base”, se emplea para referirse a lo simbólico en contra de lo material.
La confusión del concepto se debe a la lógica interna del sistema capitalista a lo largo de la historia; por lo que hay dos acepciones relevantes, una de las características que definen a determinado grupo de otro, y la otra que hace referencia a un conjunto de fenómenos que se diferencían de otros fenómenos de cualquier grupo.
Cada grupo cuenta con ciertas características que lo hacen consiente de sí mismo, por lo que sus comportamientos se van modificando en relación con esas características.
Hubo determinadas realidades que hicieron que el sistema histórico actual tomara conciencia de sí mismo y comenzó a desarrollar marcos intelectuales e ideológicos que lo justificaran. Uno de ellos fue la integración de algunos procesos de producción o “la división del trabajo”, que trajo como consecuencia un sistema interestatal.
También, el capitalismo trabaja por medio de ritmos cíclicos, por lo que uno de ellos es la necesidad de expandirse geográficamente lo más posible para crear una incorporación de una “cultura” local tradicional a una “cultura” moderna mundial, por lo que se exige que se abandone la “cultura” antigua, pues ya no sirve para el nuevo sistema.
El sistema mundial capitalista se basa en la acumulación de capital por lo que intentará explotar a los trabajadores lo mejor posible y otorgar menos valor a los productores directos, lo que sugiere una presión constante para este tipo de productores. El capitalismo necesita de cierto movimiento, por lo que exige que los recursos humanos circulen y que exista una persistente organización de la producción, que logrará por medio de la legitimidad.
Además, es un sistema polarizado por lo que los individuos tienen que desempeñar actividades de ese tipo; también es un sistema de expansión, por lo que se produce cada vez más ya que la población es más numerosa, debe haber una contradicción entre “progreso” y “deterioro”, la riqueza aumenta pero la pobreza también, siempre bajo la premisa de consumir cada vez en mayor cantidad.
El capitalismo es un sistema histórico, lo que quiere decir que tiene un ciclo de vida que terminará de una forma u otra debido a sus contradicciones , por lo que tiene que tomar en cuenta que es posible que se presente una expansión limitada; las constantes turbulencias lo guiarán hacia futuros inciertos pero siempre negando su propia “muerte” o desaparición.
Por medio de la cultura se afirman las realidades que parecen inamovibles, se justifican las desigualdades en el sistema para defenderse de los ataques del cambio, por lo que la cultura tiene una posición para favorecer a los pocos. La cultura se impone por medio de supuestos antónimos, pero lo cierto es que por ejemplo el universalismo, el racismo y el sexismo forman parejas que no conducen al cambio.
El racismo-sexismo surge como una ideología útil para sujetar la contradicción de la creación de los estados soberanos, da razones para explicar el por qué de las diferencias y la eternidad de las jerarquías sociales, justifica las medidas salvajes que adopta el sistema.
El sistema pretende que todas las regiones del globo se “modernicen” y se “occidentalicen” para que su “cultura” crezca, sea universal y supuestamente más favorable para todos, pero no es así, lo que se pretende es implantar todas las medidas necesarias para el capitalismo funcione, sin importar las posturas o los pensamientos significativos que existan en las diferentes poblaciones; incluso los orientalistas llegaron a convencerse de que sus culturas requerían una renovación.
La universalización pretende ser una motivación para que se trabaje con mayor ímpetu, sin importar la carga que conlleve, se intenta que los individuos con estratos bajos sean “competitivos”, con lo que también justifica las desigualdades en los puestos de trabajo y en la sociedad en general.
La modernidad tiene como supuesto la novedad, el cambio y el progreso, y aunque la legitimidad de los Estados es un asunto antiguo es una meta que se busca de forma constante ya que sirve para la estabilidad de los regímenes y del sistema capitalista mismo. Una legitimación es el patriotismo que no ha hecho mas que convertirse un racismo y en un sexismo. Sin embargo, se puede modificar el modelo de legitimación por medio de una revolución, es decir un cambio en la estructura del Estado, para un avance a nivel nacional que guie al Estado a un progreso lineal universal.
Como el capitalismo es un sistema polarizado desea una desigualdad de los diversos estados soberanos, pero que se justifica apelando a que son hechos de transición que llevarán a un futuro igualitario y triunfante. Como solución se necesita adoptar medidas de tipo nacional, para dejar de lado lo global que sólo pretende una dispersión total geográfica, porque el modelo de justificación ideológico está caduco y no tarda en desaparecer, la culpa no la tiene siempre la nación que “no acepta los valores universales modernos”.
El sistema mundial desaparecerá y por consiguiente sólo hay dos formas de entender el problema, una es negarlo y la otra es aceptar el cambio. Para sobrellevar la negación está presente el racismo-sexismo; también está la “extrema derecha” que buscará a toda costa que el sistema permanezca como hasta ahora. Quizá lo mejor sea aceptar el cambio; pero se corre el peligro de que este sea conservador si toma una forma por completo racista.
El universalismo y el racismo-sexismo han servido como mediadores del cambio, también han provocado que los movimientos antisistémicos consigan complacencia por medio de necesidades emergentes y sin relevancia. Un movimiento de este tipo se supone que va en contra del sistema y sin embargo, se ha creado en medio del propio sistema
Se ha intentado crear las bases para una nueva cultura, pero no resulta fácil saber cómo será en el futuro, lo que tal vez no lleve a nada, o a algo peor. Por lo que el sueño liberal se convirtió en una posibilidad de creer que el universalismo derrocará al racismo-sexismo por medio de la “ciencia” y de la “integración” que se implantaron como premisas de los movimientos antisistémicos.
La dificultad radica en que los movimientos antisistémicos han desistido debido a sus rupturas internas, porque el mundo se encuentra atrapado en una cultura encubierta para que no se tome conciencia de lo trasgresor que es el sistema; a pesar de todo, sí es posible cambiarlo por medio de la eliminación de lo occidental, porque ya no es posible vivir en medio de este capitalismo que corroe la esencia y la libertad de las personas.
Es necesario un sistema que ya no justifique la desigualdad, por el contrario, debe existir un sistema que reafirme y promueva la igualdad social en todo el planeta, sin eliminar las diversas perspectivas que se tienen del mundo, porque estas enriquecerán la forma de ver la vida de cada individuo.

Bibliografía:
Immanuel Wallerstein. Geopolítica y Geocultura. Kairós. España. 2007. Pp. 218-254

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